viernes, 1 de septiembre de 2017

Lo que el verano se llevó

26 días y 25 noches. Del 4 al 30 de Agosto en nuestro mini paraíso particular.
Unas vacaciones tan tan taaaaan deseadas que por poco esas ganas tan intensas las echan a perder.
No quería ni una mala cara, ni un mal día, ni medio enfado ni nada. Obviamente con dos nanos siempre en ebullición, eso sí es Misión Imposible y no la saga de Tom Cruise.
De Oliva a Navarra, pasando por Murcia y de vuelta a Oliva, aún siendo las más largas, estas vacaciones saben a poco.
Y ya de vuelta a Winchester empiezo a pensar en lo que se ha llevado este verano, algunas cosas muy importantes...

Se llevó el estrés de la mudanza y el de hacerse a una nueva ciudad, los enfados de A y el agotamiento del costillo y míos. Y es que aunque haya alguna infulander famoseta que diga esta soberana tontería, si tienes un año agotador, nada hay mejor que desconectar, es algo necesario física y mentalmente (sobre esta señora, se merece alpiste aparte, es un fenómeno paranormal - no ella, sino lo que sucede a su alrededor y lo que dice).

Se llevó el inglés! y todo ha sido en español, de tal manera que la vuelta a Inglaterra me está pillando con la lengua cambiada y me está costando cambiar el chip otra vez. La suerte con los pichones es que no se trastabillan nada, cada año mejoran el español (aún tienen sus fallitos, ya que su lengua materna es el inglés, pero nada) y pasan de un idioma al otro con una facilidad pasmosa. ¡Envidia que me dan estos micos!

Se llevó el blanco "sucio" de la piel...porque si bien nos bronceamos prontito y los últimos días en Inglaterra, con tanto sol y calor nos dieron moreno albañil, ahora tenemos un doradito de caramelo gracias a los días en la playa, en Náquera, en Cartagena...

Se llevó la soledad, ese huequecito que se nos queda a los expatriados, que sólo pueden llenar los familiares (yayos, nonni, primos...) y esos amigos que siempre están ahí, no importa los años.. más de  20, no viéndonos siempre, como con P y su familia, 8 sin vernos, pero como si no fuera así. Y lo mejor es traerse la esperanza que nuestros hijos puedan repetir esas amistades en el futuro (ay ojalá, qué grupo más precioso sería, se llevan bien y ojalá siga así....)

Se llevó la inocencia de V, o un trocito de ella. Cuando hay un atentado terrorista, es como si te dieran un bofetón, como si te cerraran una puerta para tus niños. Esperas que ellos no se enfrenten a este tipo de noticias y que tengan un mundo mejor cuyas maldades se reduzcan a que no te dejen jugar a algo...pero no esto. Los niños españoles de los 80 vivimos con ETA y esas terroríficas noticias que sacudían a España cada dos por tres, y si eras hijo de policías, guardias civiles o políticos, el terror aumentaba de manera angustiosa que no te dejaba ni respirar casi. Y esperamos que los nuestros no vivieran nada parecido. Pues no, aparecen otros. Que son iguales, la excusa es distinta, pero son iguales. Isis, Daesh, IRA o ETA...da igual el nombre. Esos se llevan vidas e ilusiones por delante, esperanzas de que hayamos mejorado algo. Barcelona y Cambrils se llevó un poquito la inocencia de V. A entiende y han hablado en el cole de sucesos como los de Londres, mientras que los pequeños han estado más resguardados. Pero con casi 8, ya lees, oyes los comentarios,ves la pena y escuchas improperios en casa..."No mamá, no han atropellado a una persona, son 13 muertos", fue su contestación cuando le dijimos que había habido un accidente en Barcelona. "Hay niños, ¿verdad?". No les impide jugar ni distraerse ni ser felices, pero ese momento que ves sus caritas y sus ojos así tristes.... por un par de minutos...sacarías el bicho que llevas dentro y reventarías a quien ha osado hacerles saber que hay maldades peores en el mundo que que tu hermano no te deje jugar con sus juguetes. Y también se lleva, o mejor dicho, reafirma, que no puedes protegerlos siempre.

Se lleva la juventud, porque una se siente igual que con 20, incluso mejor, más lista, más racional...pero hay más canas, peso, manchas en la piel, dolor de articulaciones...a ver, la opción de no tenerlas a esta edad no es nada apetecible, pero teniendo en cuenta que estamos prácticamente de manera literal en la mitad de nuestra vida, pues no es mal pago.

Se lleva un año. Sigo pensando que el año debería empezar en Septiembre y acabar en Agosto. Pero al mismo tiempo de llevarse todo esto, nos trae los mejores recuerdos y ganas de seguir.